09 septiembre 2010

Saltarse las reglas

Me ha gustado mucho una foto con buenas nubes, y buen color, realizada con el sensor Foveon, que, además, no necesita el tedioso enfoque por “software”; ése que necesitan todas la fotos de sensores con matriz Bayer.

Mi idea era elevar la torre de la iglesia hasta las nubes, pero no me convenció en color. Así que opté por despojarla de colores, para subrayar la idea, el concepto de la altura.

Y, cuando le estaba editando, se me ocurrió que me podía saltar a la torera la regla de detalle en las altas luces, porque el concepto tiene que ser valiente para expresarse.

Os dejo las dos muestras. Habrá quien piense en teorías y habrá quien lo haga sobre ideas. ¡Somos libres!

SDIM0580

Iglesia - Church

Ya sabéis que, en la conversión a blanco y negro, se pueden aclarar u oscurecer los colores, con los distintos deslizadores que tiene Photoshop.

5 comentarios:

José Vicente Jiménez Ribas dijo...

"Habrá quien piense en teorías y habrá quien lo haga sobre ideas. ¡Somos libres!"
Si en procesos creativos nos andamos con teorías y reglas, creo que mal andamos, al final aunque sea de una forma inconsciente renunciamos al arte y acabamos haciendo postales.
Una cosa, ¿has realizado alguna vez una foto pensando en la proporción aurea? Creo que en este caso se suele poner el carro delante del burro.
Un abrazo amigo

José Ricardo Fernández dijo...

Tienes mucha razón, y se hace muchas postales, sobre todo si vemos atardeceres, que ya cansan, o mares con el agua movida, que cansan más.

El fotógrafo tiene que ser más libre y buscar nuevas formas y nuevos puntos de vista. Y ver más en lo menos.

Saludos, amigo.

Anabelee dijo...

Me gusta, con la conversión a blanco y negro ha ganado una fuerza que no tenía la toma en color. Me anoto la sugerencia.

José Ricardo Fernández dijo...

Gracias, Anabelee. Me ha gustado verte también por aquí.

Anabelee dijo...

Me están gustando mucho tus fotografías, así que seguramente no será la última vez que me asome; aunque tengo más hobbies que la foto y los libros, y sinceramente, ¡no me dan las horas!